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![]() ![]() “Quisiera que se me juzgara no por mis dichos, sino por mis hechos”
se define a Benito Juárez García, como un hombre más de acción que de pensamiento. Por demás está el enfatizar los logros de este personaje, porque muchos hombres, muchas fechas, muchos hechos y circunstancias relacionadas con la vida de Juárez fueron siempre del dominio de la mayoría mexicana, y por tal, esta tarde rendimos distinción al ciudadano ejemplar, que con acierto y previsión reinventó la fórmula de Unidad Nacional, dirigiendo con paso seguro el curso de su carrera a compás perfecto de la situación del país.
Se le homenajea porque cuando todos titubeaban, éste hombre afirmaba; cuando otros perdían la fe, él permanecía seguro del triunfo. Porque Juárez es visto como impulsor de una nueva patria, de la sensibilidad telúrica del pueblo mexicano, la reciedumbre de la soberanía, la voluntad irreductible de la ley, de la dignidad de la República frente a la invasión extranjera, y principalmente, del inquebrantable patriotismo que sigue orientando los destinos nacionales. Juárez construyó un legado histórico, se basó en el pensamiento y obra de Hidalgo, Morelos, Gómez Farías, Álvarez y de muchos hombres de la reforma, y con ello conformó la fisonomía republicana e institucional del México contemporáneo. En Juárez vemos el carácter templado de un hombre que remonta todas las adversidades y todos los obstáculos, de un hombre que SIEMPRE puso la ley por encima de todo; frente al déspota, al arbitrario, al autoritario. Siempre se proclamo en contra de quienes pasaran por encima de la lay, el más claro ejemplo fue su antítesis, Santa Ana, lo que lo reconoce como “un modelo de conducta íntegra, de confianza, de valor intrínseco y en la dignidad de su pueblo, de firmeza en el principio de que la ley debe regir las relaciones entre los pueblos y entre los individuos”* Quienes se han dedicado a estudiar su vida resaltan que Juárez, en sus primeras experiencias como político, se distinguía por ser un hombre prudente, discreto y sumamente observador, cualidades que enaltecen a un Masón, y que a la vez recuerdan que los principios, postulados y las enseñanzas de la masonería deben sembrar la inquietud que sirva como ánimo a las instituciones sociales y políticas de pueblos evolucionados. Ese hombre, surgido de las más humildes capas de nuestro pueblo mexicano demostró que entre en querer, y hacer… dista una enorme diferencia. Sabía lo que significaba un Estado en donde los fueros y la religión impedían la garantía de igualdad ante la ley, y en consecuencia, la garantía hacia el progreso. Y esa ideología fue nada menos que el anticipo de las Leyes de Reforma, la reforma de las estructuras sociales de los Estados Mexicanos, pues invoca el principio de igualdad ante la ley y suprime los fueros. En sus años del gobierno, Juárez realiza lo que un gobernador debía hacer; hace caminos y administra la hacienda pública, impulsó el movimiento liberal mexicano y a la transformación de las estructuras sociales del país, proclama sostener el orden constitucional, participó de manera determinante como lo son la Reforma, la defensa de la soberanía nacional frente a la Intervención Francesa y la restauración de la República, todo con verdadera honestidad y con rectitud característica. Es por ello que hasta la fecha gran cantidad de políticos, y azas ilustrados invocan a Juárez cuando se trata de defender la libertad de conciencia, de igualdad ante la ley, y la plena soberanía del pueblo y de la constitución. Algunos de estos porque de corazón se identifican con los ideales de éste Patriota, y otros tantos más porque… “Simpatizan únicamente con la idea de utilizarlo como ÍCONO ABRE CAMINOS” para beneficio propio. El mal no ha sido curado de raíz, pues subsisten aún las clases privilegiadas en funesto consorcio con los poderes públicos. Así, por encima de todos los progresos de los nuevos tiempos, el pueblo mexicano sigue comiendo como si Juárez nunca hubiese existido, haciendo notar que la causa de nuestros males radica en que no hemos sabido continuar su obra, misma que por su muerte, no logró terminar. Juárez era el primero en cumplir las leyes dictadas, lo que provocaba que el pueblo teniendo los ojos puestos en él, igual lo hiciera. Uno de tantos ejemplos está fundado en una carta enviada a su yerno Santacilia, en la que escribe: “Suplico a usted no ponga a mis hijos bajo la dirección de ningún Jesuita, ni de ningún sectario de alguna religión; que aprendan a filosofar, esto es, que aprendan a investigar el por qué o la razón de las cosas para que en su tránsito por este mundo tengan por guía la verdad y no los errores y preocupaciones que hacen infelices y degradados a los hombres y a los pueblos”** Cualquiera diría que la idea era únicamente referirse a sus hijos de sangre, sin embargo, analizando su ideología y actuar, me atrevo a pensar que se refería al pueblo, a quienes arrogo como sus hijos, pensamiento que se cristalizó al defender a toda costa la enseñanza laica de la cual disfrutamos. Otro ejemplo es ser el primero en sepultar a uno de sus hijos en el panteón civil, siendo que la gente, a pesar de las leyes establecidas, optaba por sepultar a sus familiares en recintos religiosos como una especie de compromiso moral. El legado de Benito Juárez perdura; su nombre y su ejemplo, sus ideales y acciones son invocadas a propósito de toda la historia, como si al hacerlo, nos recordara que el trabajo es lo que hace que un hombre salga del pueblo en carne mortal, para después volver a el en bronce y mármol, y finalizar con la repartición de ideales, forjándolo inmortal. Su elevado espíritu masónico se expresó en el patriotismo y tolerancia con que condujo su vida personal, familiar y política, el cumplimiento de sus deberes masónicos, creando escuelas, protegiendo la libertad de pensamiento y palabra, velando por el cumplimiento preciso de las leyes constitucionales. Juárez es el adalid de la República y el emancipador de las conciencias del pueblo. Se hace grande por la adversidad, por sus ideales y por su triunfo moral sobre los enemigos de la libertad y del progreso, cualidades que lo erigen a pesar de que aún en el festejo de su natalicio el gobierno conservador que hoy preside a México le mire de soslayo, y se ausente de los actos conmemorativos de una figura de talla internacional como la del Benemérito de las Américas. Podrán pasar las formas políticas, las instituciones públicas, y hasta los nacionalismos, pero lo que no pasará es la conciencia como suprema calidad humana. Sea pues, el ejemplo de Juárez, con sus vicios y virtudes, el referente de conducta masónica y política para los masones de hoy y siempre, y valga, para los imperios de hoy, sus ideales que dominan el pasado, el presente, y se proyectan hacia el mañana. Porque en la historia, ese terrible mar en el que todos estamos sumergidos, sólo de algunos queda el recuerdo, sólo las figuras excelsas perduran, y la de Juárez, PERTENECE A ELLAS.
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